Nocturno by AA. VV

Nocturno by AA. VV

autor:AA. VV. [AA. VV.]
La lengua: spa
Format: epub
Tags: Relato, Terror, Fantástico, Intriga
editor: ePubLibre
publicado: 2018-01-01T00:00:00+00:00


* * *

Para cuando Henry Grimshaw se repantingó en una butaca del club y empezó a hablar de política con un coronel amanerado, Yoli Kravinski estaba de rodillas en el suelo desnudo, con las manos juntas y su pelo negro sobre los hombros. Su hermano y ella llevaban doce meses viviendo en un edificio miserable. En las dos habitaciones que tenían alquiladas apenas había muebles. Las ventanas, que daban a un patio de mala muerte, estaban cubiertas de mugre y se oía el llanto de un niño hambriento, desatendido, que se mezclaba con las súplicas de Yoli en nombre de su hermano. Aún estaba de rodillas la mujer cuando notó una mano en el hombro y la voz más dulce que había oído jamás le preguntó:

—¿Eres la hermana de Karl Kravinski?

Yoli soltó un grito de genuino miedo y, trastabillando, se puso de pie.

—¿Cómo ha entrado? —le preguntó aterrada entre susurros al hombre que se encontraba ante ella.

—¿Cómo va a ser, querida niña? Por la puerta. Me llamo Sabinette; Cyrus Sabinette. ¿Ha oído hablar de mí?

—N-no… —tartamudeó, y luego—: ¡Sí!

—¿Es el señor Heischmann la persona le ha hablado de mí?

Yoli asintió.

—Claro —siguió Sabinette—. Ha sido él quien me ha hablado de usted y de su hermano. Lo han arrestado, ¿no es así? Heischmann me ha dicho que lo más probable es que lo extraditen.

La mujer cogió a Sabinette por el brazo.

—¡Sálvelo, por favor! ¿Puede hacerlo? ¿Puede usted hacer algo? No tengo a nadie más en el mundo. Solamente nos tenemos el uno al otro.

—He venido a hablar del señor Heischmann —⁠⁠comentó Sabinette como si ignorara la agonía de la mujer⁠⁠—. Me ha contado que está usted muy unida a él.

—¿A mi hermano? Sí.

—No, a Heischmann.

Yoli se estremeció como si un viento frío acabara de soplar en la habitación.

—¡Odio a ese hombre! ¡Lo odio, lo odio, lo odio! Si extraditan a mi hermano, lo enviarán a las minas… y de allí no saldrá jamás. ¡Ay! ¿Puede ayudarme usted? Tiene una voz y una mirada muy dulces. Seguro que usted me entiende.

—Soy consciente de que lo van a enviar a las minas. Mire… —⁠⁠Y sacó un documento azul del bolsillo⁠⁠—. Esta es una copia de la declaración jurada que el señor Heisch­mann le ha entregado a la policía. En ella se proporciona mucha información sobre Karl Kravinski. No hay duda de que gran parte de ella es producto de la imaginación del señor Heischmann, pero es a él a quien van a creer, no a su hermano.

—¡Sálvelo! —le imploró una vez más.

Sabinette la cogió por las muñecas y, en la penumbra de la estancia, sus grandes ojos resplandecieron.

—¿Por qué iba a hacer algo así por su hermano?

Ella se arrastró hacia él.

—Si no lo hace por él…, hágalo por mí.

Sabinette sonrió complacido, le soltó una mano a la mujer y le acarició aquel pelo oscuro con suavidad.

—Es usted una muchacha muy guapa, Yoli —⁠⁠susurró⁠⁠—. Suponiendo que accediera a salvar a su hermano, ¿qué haría usted por mí?

—¡Lo que sea! —Se le encendieron los ojos.

—¿Lo que sea? Eso es muy inconcreto.



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